En un post anterior, explicábamos qué se entiende por competencias, de cara a ahondar en los objetivos de Smart Digital Skills, proyecto que nos ocupa hasta finales de marzo, financiado por la Dirección General de Asuntos Europeos y Cooperación con el Estado de la Comunidad de Madrid, a través de la REIMAD . En el mismo, apuntábamos ya lo que son competencias profesionales, es decir, la aplicación del concepto de competencias al ámbito laboral.

El término “competencias profesionales” ha tenido definiciones más o menos complejas a lo largo de los años ya sea por parte de autores personales como por parte de organizaciones internacionales. Pero casi siempre con un fondo común relacionado con las ideas de capacidad, habilidad y actitud para desempeñarse laboralmente.

En esa línea, y de cara a capacitar para el trabajo, en 2008 la Unión Europea publicó la Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo para la creación del Marco Europeo de Cualificaciones para el aprendizaje permanente, incluyendo ocho niveles de cualificaciones, que podían adquirirse a través de aprendizaje formal, no formal o informal (Parlamento Europeo, 2008) y define cualificación como: resultado formal de un proceso de evaluación y validación que se obtiene cuando un organismo competente establece que el aprendizaje de un individuo ha superado un nivel determinado.


Porcentaje de horas utilizadas por adultos entre 24-64 años en educación no formal.  EU: 28, 2011. Fuente: Eurostat

También esa Recomendación define competencia como: demostrada capacidad para utilizar conocimientos, destrezas y habilidades personales, sociales y metodológicas, en situaciones de trabajo o estudio y en el desarrollo profesional y personal.


Abandono escolar en educación. % población entre 18 y 24 años. 2010-2015. Fuente: Eurostat

Finalmente, en el Marco Europeo de Cualificaciones, la competencia se describe en términos de responsabilidad y autonomía. El Marco Europeo incluye, entre otros, a jóvenes que han abandonado sus estudios (en el año 2015, 64 millones de personas en toda la UE abandonaron la educación en un grado inferior a la enseñanza secundaria). Mientras, cada vez más empleos, en un nivel básico, requieren más capacidades generales y competencias digitales. Y en esta misma situación se encuentran los adultos con un bajo nivel en capacidades y competencias y que necesitan una  formación (formal o no formal) que mejore su empleabilidad. (Comisión Europea, 2016).

Y es en este contexto en el que irrumpen las competencias digitales, como un paso más en la capacitación de los europeos de cara a su inserción laboral y desarrollo profesional. Pero sobre este capítulo, trataremos en otro post…