Del productor local al consumidor. Directamente. Sin intermediarios. Esta es la filosofía de Farmidable, startup que contacta a pequeños productores locales de productos frescos y de calidad -frutas y verduras, carne, lácteos y huevos, panadería y repostería- con consumidores de la zona, fomentando el circuito corto del consumo.

Los objetivos de esta pionera plataforma colaborativa de producto fresco local son potenciar el consumo responsable, favorecer la economía local, contribuir a la sostenibilidad del planeta, uniendo a consumidores y productores a través de comunidades de consumo naturales o puntos de conveniencia (colegios, empresas, gimnasios,…) y domicilios privados. “Lo habitual es el colegio o el lugar de trabajo, no solo ahorras tiempo en la compra, sino que emites menos CO2”, comenta Alberto. Precisamente en un centro educativo de la localidad madrileña de Las Rozas, Farmidable puso en marcha esta iniciativa con una experiencia piloto que resultó un éxito.

La startup, con base en Madrid y creada en 2016 por Pablo Stürzer y Alberto Palacios apuesta por un modelo de economía de proximidad, de distribución de producto local y de temporada. “La sinergia entre economía colaborativa y alimentación es la fuente de inspiración que nos llevó a crear Farmidable para consolidar un comercio más justo, colaborativo y responsable”.

Procedentes del mundo de la publicidad digital, licenciado uno en psicología, el otro en ciencias políticas y sociología, con agencia propia, capitalizaron su conocimiento en asuntos digitales y el beneficio obtenido de la venta de la agencia para materializar la idea de montar un proyecto que tuviera más sentido con sus convicciones, militantes de los modelos de consumo responsable.

Pero, ¿cómo funciona Farmidable? Como cualquier app instalada en dispositivos móviles. También a través de su página web. Farmidable tiene un centro logístico en Madrid al que los productores locales envían sus productos en función de las compras que se hacen en la plataforma y desde ahí se distribuyen a grupos de consumo y consumidores individuales en transporte ECO. “Estamos utilizando neveras isotermas con una furgoneta, pero en el momento que captemos nueva inversión, vamos a un vehículo frío para mejorar la entrega”.

Los productos frescos que el cliente compra a través de su web o app proceden de su zona geográfica. De momento, la empresa opera en Madrid y próximamente otro en Barcelona con el plan activo de establecerse por el resto de la geografía española como dinamizadores de una economía responsable, sostenible y de calidad.

Educar a través de la alimentación

Se busca concienciar sobre el consumo de temporada. Recuperar sabores y texturas. Sin conservantes. Recién cosechados. De la huerta a la nevera. Lograr que la gente se alimente bien. Qué mejor espacio que la escuela para enseñar a comer. Farmidable apuesta por “enseñar” la importancia de una producción ética y sostenible desde la más tierna infancia. “Enseñar”, reiteran, “que la naranja es de invierno y el tomate de verano parece una obviedad, pero nos hemos encontrado con alumnos que nos preguntan cuál es el árbol de la zanahoria”.

Como “facilitadores con impacto positivo”, desde Farmidable se persigue también una concienciación social. Cuantas más personas consuman a través de plataformas como esta, más empleo digo se creará en colectivos vulnerables. “Creamos empleo y buscamos a personas en riesgo de exclusión que puedan realizarlo”.

Farmidable integra a personas de colectivos desfavorecidos que realizan la preparación y posterior distribución de “las compras”. Su plantilla la forman trabajadores en riesgo de exclusión social. En su mayoría, mujeres mayores de 45 años y discapacitados. En declaraciones a El País el pasado mayo, sus fundadores afirmaban: “Intentamos dar a personas con más dificultades la oportunidad de incorporarse al mercado laboral. Sin ellos el proyecto no tendría ningún sentido”. Iniciativa social por la que, según se recoge en la cabecera madrileña, han recibido el reconocimiento de empresa certificada B Corp , una certificación internacional del impacto positivo medioambiental y social de este proyecto. La compañía de electricidad con la que trabajan es una empresa B Corp y la imprenta que les hace las tarjetas de visita, Sheedo, también apuesta por el comercio sostenible.

Emprendimiento

Sus fundadores prefieren llamarse emprendedores a empresarios. Pero, ¿cuál es la diferencia?, preguntamos. “El empresario es un gestor en toda regla. Los emprendedores, nosotros, somos creadores de conceptos y muy colaborativos. Nos gusta impulsar en red proyectos e integrarlos”, comenta Alberto Palacios. Y acusan la falta de cultura colaborativa que hay en nuestro país.

Buscan modelos de inversión no tradicionales. Tampoco apoyan el modelo de producción casi intensiva ecológica al que se están apuntando las grandes marcas, sino a la agroecología, agricultores y ganaderos que respeten la fauna y sus ciclos de producción.  Estamos, piensan, en un buen momento para crear y emprender proyectos con impacto positivo, económicamente sostenibles. Es el futuro. Existe, además, ya un tipo de consumidor que lo valora, y demanda.

Los datos

Según el portal online Barcelona digital 24 horas, las métricas de Farmidable muestran que los consumidores se identifican con las inquietudes de la empresa: en 2018 dobló en más de un cien por cien el total de pedidos y aumentó en un 33 por ciento el gasto de los usuarios por compra. Los productores locales, por su parte, han vendido a través de la plataforma -app y web- cerca de 150 toneladas de productos ecológicos y de proximidad, viendo crecer sus ingresos en un 40 por ciento.

Economía circular

Respecto a su relación con la economía circular, Farmidable está desarrollando un modelo de esta práctica económica centrado en la agricultura. También, impulsan la planificación semanal de la compra para reducir el ingente desperdicio que se cuantifica anualmente en los hogares.

A los jóvenes universitarios, les animarían a emprender en economía circular con ilusión, ganas y creyendo que lo que uno hace tiene sentido.

De otras prácticas en economía circular que conocen, destacan Im-perfect, un producto conservero elaborado a partir de excedentes y fruta y verdura descartada en los campos, que recoge el colectivo catalán Espigoladors.

Sugieren, al tanto, que en la Comunidad de Madrid, un actor fundamental que debería contemplar también un modelo en economía circular es MercaMadrid, nuestro puerto, mercado de abastos más importante. “Nosotros compartimos allí un pequeño espacio con otros productores, y vemos el desperdicio absoluto de productos a los que no se les da salida, pudiéndose crear un espacio generado por colectivos vulnerables”.

Perfiles profesionales

“Buscamos profesionales con experiencia en compras, marketing digital, logística y finanzas. Profesionales concienciados con nuestra filosofía de vida. Con la filosofía de Farmidable. No buscamos un comprador que estruja al productor. Nosotros no negociamos con el productor, cooperamos”. Esa es su diferencia.

Entrevista realizada por: Manuel Redondo. Redacción: Nuria Dufour. Abril 2019.