La alfabetización informacional no es un concepto nuevo.Tampoco puede decirse que sea en muchos ámbitos un concepto claro. Pero sí es importante saber que es un concepto clave para enfrentar la desinformación. Por eso, “no todo” son libros… ni siquiera cuando parece que son libros…
Alfabetización Informaciónal: el origen
Ángela Sample de la biblioteca de la Universidad Oral Roberts (Tulsa, USA), recopila en un artículo lsu evolución. La alfabetización informacional (information literacy) parece ser que tuvo su origen en Estados Unidos a finales de la década de 1980. En concreto, en 1989 cuando fue definida por la Asociación de Bibliotecas Americana como:
“reconocer cuando es necesaria la información y tener la habilidad de localizar, evaluar y utilizar de manera efectiva esa información”
La misma autora recuerda cómo en 1991 la Casa Blanca en el contexto de una conferencia de bibliotecas y servicios de información, remarca “el importante papel de las bibliotecas y de los servicios de información para una sociedad, alfabetizada, productiva y democrática”. Tras ello, se inició un plan para incluir en todos los niveles de la sociedad y de la educación competencias de alfabetización informacional.
1997 vio otro hito en la evolución del concepto. Christine Bruce publicó: The Seven Faces of Information Literacy . Una obra clásica, que sienta las bases de la evolución de este concepto. De hecho,todavía hoy puede decirse que es un modelo aplicable. Pocos años después, surge otra publicación de gran influencia: SCONUL’s Seven Pillars of Information Literacy: core model for higher educación. Su propuesta se basa en que el proceso de adquisición de competencias en alfabetización informacional no es lineal sino circular. Esto permite que una persona pueda desarrollar varias competencias (pilares) a la vez pero también de forma independiente y en distintas combinaciones. A su vez, las competencias genéricas descritas por estos siete pilares pueden adaptarse a diferentes necesidades, con solo cambiar de “lente”. Es decir, pueden desarrollarse en ámbitos de diferentes grados de complejidad o especialización.
La redefinición del concepto de alfabetización informacional
Addison y Meyer crearon en 2013 un sistema de categorías que redefinen la alfabetización informacional, teniendo en cuenta los valores, los objetivos y las prioridades institucionales como parte de la definición. Esto los lleva a hablar de alfabetización informacional como:
- Adquisición de habilidades en la era de la información
- Como una forma de cultivar hábitos mentales
- Como una manera de participar en una sociedad demandante de información
A partir de aquí surgen nuevas líneas de investigación, sobre todo al intentar encajar o adaptar la alfabetización informacional a los cambios de paradigma que ha traido el siglo XXI. Es decir la interpretación de los nuevos escenarios de trabajo en los que la información es algo básico para la competitividad de las empresas. Pero sobre todo, el nuevo escenario digital.
Se busca un término que abarque nuevos retos de la información como son las TIC. Por ello la alfabetización informacional ha de alcanzar un espectro mas amplio que obliga a que cada vez mas
“sea entendida como un proceso. Una información que es dinámica, generada y compartida continuamente, es el objeto de estudio de la meta alfabetización: “la habilidad de adquirir críticamente diferentes competencias y reconocer una necesidad de alfabetización integrada en el ecosistema de información es una meta alfabetización” (Mackey and Jacobson, 2014 p.2)
El concepto incluye en sí mismo el aprendizaje cooperativo a través de redes sociales; destaca la producción creativa y el intercambio de información a través de medios sociales colaborativos.(Borges, J., Brandão, G., 2017, p. 206) Añade la auto-reflexión sobre las competencias, la capacidad metacognitiva para comprender las potenciales aplicaciones de las competencias en distintos contextos y desarrollarlas o cenectarlas con las de otras personas en aplicaciones múltiples y específicas. (Jacobson, Gibson, 2015) supone un meta-aprendizaje colaborativo capaz de mejorar las competencias individuales.
Desde 2018 incluye una ampliación cualitativa de conceptos según el Chartered Institute of Library and Information Professionals (CILIP) con cuatro elementos novedosos.
La UNESCO también habla de cómo los centros educativos han de favorecer la Alfabetización Mediática e Informacional (MIL)
Ha elaborado una serie de publicaciones que incluyen orientaciones políticas y una selección de instrumentos de formación MIL.
Competencias digitales en la Unión Europea
La Unión Europea trabaja desde hace años en la creación de un marco de competencias digitales. El Currículum Europeo (EUROPASS) incluye ya la descripción de los niveles de competencias necesarias en perfiles profesionales actuales.
De las 5 competencias definidas, las tres primeras son:
- Tratamiento de la información: buscar información on líne utilizando motores de búsqueda, comparando distintas fuentes para poder evaluar la validez y credibilidad de la información, así como guardar la información en los medios mas adecuados.
- Creación de contenido: producir contenidos digitales, aplicando el formato adecuado y respetando las licencias y copyrights.
- Comunicación: comunicar en varias aplicaciones, compartir archivos y contenidos, manejar herramientas de colaboración, transmitir conocimientos online bajo las normas básicas de netiqueta.
Estas tres competencias está muy relacionado con las habilidades propias de la alfabetización informacional, en especial en su adaptación al mundo digital.
Los límites de la alfabetización informacional
Todo este recorrido, lleva sin duda a reflexionar sobre el alcance que hoy en día tiene la definición de lo que es alfabetización informacional. Teniendo en cuenta la ampliación del concepto procedente de la meta-alfabetización. Y sobre todo, teniendo en cuenta el entorno VUCA.
Una reflexión que lleva a plantear la operatividad de criterio en cuanto a pensar que alfabetización informacional es “solo” algo relacionado e impartido desde las bibliotecas o se trata de un “todo” que agrupa competencias transversales requeridas en la mayoría de los perfiles profesionales.
Sin duda, cualquiera de los dos caminos elegidos, lleva a la universidad, y dentro de estas a la biblioteca, como punto de partida en la adquisición de estas competencias.