Ser residuo no es ser basura. O dicho de otro modo, la basura es más importante de lo que parece. En 2008 la Comisión Europea publicó la Directiva sobre residuos (Directiva 2008/98/CE). Establece el marco jurídico (aplicable de forma obligatoria a todos los Estados miembros desde diciembre de 2010) para su tratamiento en la UE.
La gestión de los residuos
La Comisión hace una jerarquización: prevención, reutilización, reciclado, recuperación con otros fines y eliminación. También confirma el principio “quien contamina paga” : el productor original debe pagar el coste de la gestión de sus residuos.
Introduce el concepto de “Responsabilidad ampliada al productor” implicando al fabricante en el tratamiento y reciclaje de sus propios productos. Otros elementos novedosos de esta Directiva es que distingue entre residuos y subproductos.
“Un subproducto se entiende como el resultado derivado de un proceso de producción de un producto, pero que no forma parte de ese producto.”
La gestión de residuos no debe provocar riesgos para el medio ambiente ni ruidos ni olores. Tampoco debe atentar contra el paisaje ni lugares de especial interés.
El papel de las autoridades nacionales
Los productores o propietarios de residuos deben tratarlos ellos mismos o hacer que sean tratados por un operador con reconocimiento oficial. En este sentido, las autoridades nacionales competentes deben establecer planes de gestión y programas de prevención.
La Directiva aplica condiciones especiales a residuos peligrosos, aceites usados y biorresiduos. Introduce objetivos de reciclado y recuperación que deberán alcanzarse antes del 2020 en relación con los residuos domésticos (50%) y los residuos procedentes de la contrucción y demoliciones (70%).
En 2014 la Comisión publicó una Decisión que modificaba la lista de residuos publicada en el año 2000. La Comisión define la peligrosidad de los residuos y los codifica.
Novedades en la gestión de residuos
Entre 2016 y 2017 se han dado pasos importantes en distintos ámbitos.
“Residuos alimentarios, el diseño ecológico, los fertilizantes orgánicos, las garantías de los bienes de consumo, y la innovación y las inversiones. Los principios de la Economía Circular se han ido integrando gradualmente en las mejores prácticas industriales, la contratación pública ecológica, el uso de los fondos de la política de cohesión, y a través de nuevas iniciativas en los sectores de la construcción y el agua.”
Otro beneficio importante es la apertura de nuevas vías para la reutilización de residuos. Permite por ejemplo la creación de un mercado único de fertilizantes elaborados a partir de materias primas secundarias recuperadas (p.e. nutrientes reciclados). Y favorece que la gestión de residuos ofrezca oportunidades económicas y por tanto de empleo.
En la recogida de residuos, la Comisión adoptó en julio de 2016 un Reglamento sobre traslado de residuos entre Estados miembros (Reglamento 2016/1245).
Hay una identificación de buenas prácticas en la recogida de residuos, fomentadas por la Comisión en los diferentes Estados miembros. Y que tras una revisión de la situación actual ha dado lugar a una serie de recomendaciones. Además, el programa de investigación Horizonte 2020 apoya esta línea de actividad financiando proyectos concretos.
También en 2016 la Comisión marcó directrices para la aplicación e implementación de la Directiva Marco del Agua (Directiva 2000/60/EC) para integrar la reutilización y la gestión del agua atendiendo al proceso de escasez por la sequía en zonas concretas de la UE. En abril de 2016 la Comisión publicó la evaluación de los requisitos mínimos de reutilización del agua para riego y recarga de acuíferos.
Desperdicio de alimentos
Fundamenta en esta vía de reutilización, es hablar de los desperdicios de alimentos como ámbito clave de la Economía Circular y que puede abordarse desde distintos niveles a lo largo de la cadena de valor.
La Comisión ha realizado en los años anteriores campañas en contra del desperdicio de alimentos, calculando su coste y elaborando directrices de donación o reutilización como pienso.
En agosto de 2016 se creó la Plataforma de la UE sobre pérdidas y desperdicio de alimentos encargada de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos por habitante de aquí al 2030.
Residuos electrónicos
En enero de 2017 se dio un paso adelante con su comunicación sobre los procesos de transformación de residuos en energía y su papel en la Economía Circular (COM (2017)34) que se complementó con la modificación de la para restringir el uso de determinadas sustancias peligrosas en aparatos eléctricos y electrónicos.
La Comisión da así prioridad a la “prevención de residuos”. Además, permite la ampliación de la vida útil de los aparatos eléctricos y electrónicos. Sin olvidar que contrubuye a reventa. Impulsa el mercado de segunda mano. Sobre todo para determinados aparatos y las reparaciones con piezas de recambio en apartaos comercializados antes de 2019.
Construcción y demolición
Otros puntos de interés son el sector de la construcción y la demolición. En ambos se busca la mejor separación y recogida de residuos en origen; la biomasa y bioproductos, con criterios de sostenibilidad para todos los usos bioenergéticos, etc…
La industria pesada ha de incluir criterios medioambientales en todos los procesos de contratación pública. En edificios de oficinas, carreteras, ordenadores, pantallas… Se impulsa así un cambio de requisitos en las empresas licitadoras. Este ámbito será uno de los fundamentales en la transición a la Economía Circular.
Como estos, son muchos los ejemplos que al proponer nuevos modos de gestión de residuos etc… fomentan de manera directa la creación de puestos de trabajo, la empleabilidad y la innovación.
El 18 de diciembre de 2017, la Presidencia estonia del Consejo alcanzó un acuerdo provisional sobre cuatro propuestas legislativas. Todas ellas referidas al conjunto de medidas sobre los residuos. Existen nuevos actos legislativos en preparación que apoyan toda esta estrategia de la Comisión de Economía Circular.